lunes, 10 de febrero de 2014

Aguatona convierte de Agricultores a Artistas

"Aguatona, agua que suena, su nombre quiere decir.
El agua se fue y no ha vuelto. Su nombre ha quedado aquí.
Los domingos por la tarde venían a contemplar,
la belleza de este barrio, gente de otro lugar.
Por el barranco corría agua cristalina y fresca,
los juncos y las ñameras se crecían junto a ella.
En las noches de verano que la calma era completa,
ramas y grillos cantaban. ¡Qué delicia más perfecta!
Maravilla de Aguatona, de eso no me acuerdo yo,
se pasaban los duraznos en la cueva del culatón".
Así empieza el poema Aguatona y su pasado de Clotilde Cruz, que recitó para este periódico. Y sigue con:
"los morales con sus moras y granados en su esplendor.
Y el capirote cantaba sobre el naranjo en flor.
Hoy se mira este barranco y dan penas de llorar. Sus naranjos están secos, sus paredes derrumbadas
y a orillita de esa acequia se han secado las terrazas".
Expresa la poeta de Aguatona con añoranza de los restos de la Vega de Aguatona, que dio nombre a la zona desde el barranco de Guayadeque hasta el barranco de Aguatona y Gando, y dependía de Agüimes hasta 1819.

Clotilde Cruz, que tiene 86 años, empezó a escribir a los 56 años "poesías reales". Parte de su producción poética se encuentra el libro colectivo Raíces, editado en 1995, y en Antología poética, 125 poemas para el recuerdo, publicado por la Fundación Blas Sánchez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario